Sí, como bien dice el título, llegó el momento, de parar todo el dolor
acumulado, de siempre quedar la mala de todo, la que siempre tiene que
pedir perdón. Estoy harta, así tal cual, harta de ser siempre la que
supuestamente se equivoca, la que tiene miedo a decir la verdad aunque
así lo sienta, harta de llegar a un sitio y no saber que hacer, harta de
no valorarme lo que tengo que valorarme, harta de tener miedo a que me
rechacen, harta de quedar como la mala de la película, harta de que no
se preocupen por lo que verdaderamente me gustaría tener y hacer, harta
de la gente hipócrita y falsa y por su puesto, harta de la gente que no
me acepta tal y como soy. Y, a partir de ahora haré lo que quiera,
cuando quiera y donde quiera, y, a ¿quién le moleste? Adiós.
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